Revista universal de viajes: Actualidades Universal review of travels: News ARTICLE Spain

Title Revista universal de viajes: Actualidades Universal review of travels: News
Is same as work Revista universal de viajes: Actualidades
Author Unknown journalist (to be identified)
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Place Spain
Date 1880
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Type ARTICLE
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Notes ['Después de las pascuas la primera actualidad de la quincena\ncorresponde a una viajera, la señora veneciana Carla Serena, que hace algunos\naños recorre el mundo, habiendo comprendido en sus paseos y en sus estudios a\nSuecia, Noruega, España, Portugal, Grecia, Turquía, el Cáucaso, Egipto, Siria,\nPersia y el Daguestán. Fruto de sus viajes va á publicar en breve en París una\nobra titulada Desde el Báltico al Caspio.\nEn honor de la señora Serena la Sociedad Geográfica de\nMadrid celebró una conferencia el 21 del corriente. La viajera había llegado a\nla corte y era preciso cumplir galantemente con ella los deberes de\nhospitalidad, siguiendo a la vez el ejemplo que dieron otras corporaciones\nanálogas de\nEuropa. Ocho idiomas dicen que posee, pero no\ncomprendiéndose el español en ese número, hubo de expresarse en francés en la\nconferencia.\nPero dejemos hablar a nuestro corresponsal madrileño.\n«El salón que se destina a la Sociedad Geográfica en el\nedificio de la Academia de la Historia estaba lleno de bote en bote: un público\nanimado por la presencia del sexo hermoso y curioso.\n»La mesa presidencial fue ocupada a las nueve por los Sres.\nCánovas del Castillo, Saavredra, Fernández Duro y Comee. La viajera apareció en\nseguida, vistiendo a la española con mantilla blanca y adorno de flores. Es más\nsimpática que propiamente bella, y las fatigas y penalidades no han causado\nmella visible en su naturaleza enérgica.\n«Inició la conferencia el Sr. Saavedra, haciendo en pocas\npalabras el croquis de los viajes de la señora Serena, comprendiendo la\nexpedición al Cáucaso, y luego la distinguida veneciana, con frases\npintorescas, con entonación armoniosa y adecuada a la variedad de escenas, de\ntipos, y de paisajes, refirió lo que sumariamente se reduce a los términos que\nsiguen:\n«Después de haber viajado por Suecia y Noruega, parte de\nRusia, Turquía, Egipto, Siria, la región del Líbano y Grecia, se detuvo en\nConstantinopla. Era en 1875. Cediendo a los consejos de los amigos, que la\ninstaban a dar la vuelta por el Asia, las provincias del Cáucamo y la Rusia de Europa,\nen vez de emprender directamente el camino de Viena para Londres a cuya capital\nquería dirigirse como última etapa, se embarcó en el buque ruso Vesta para el\nAsia Menor, provista de una recomendación del general IgnatiefT, dirigida al\ngran duque Miguel, hermano del emperador Alejandro y lugarteniente general del\nCáucaso.\n»Sufrió en el mar Negro una terrible borrasca, pero\nGuirgonich, el comandante del Vestay es un marino excelente, y pudo anclar en\nel puerto de Trebisonda. Admiró la viajera la situación de esa ciudad,\nconstruida en forma de anfiteatro, recordándola su campiña y sus costas los más\nbellos paisajes de Europa y partió en seguida para Batum, donde se vio obligada\na detenerse doce días, a causa de las violentas tempestades que impedían pasar\nla barra de Rion, banco de arena a la entrada de la Mingrelia.\n"Llegué a la Cólquide,—dijo la viajera,—con algunos obstáculos,\npero no tantos como los que hubo de encontrar Jason, cuando al frente de los argonautas\nmarchó al mismo país, en busca del vellocino de oro.\n»En Paki, puerto de la Mingrelia, tomó el ferrocarril que conduce\na Tíflis, pero su camino fue nuevamente interceptado por tormentas, por\navalanchas formidables, porque en el Cáucaso hasta las tempestades son más\ngrandes y hermosas que en otras partes, en sentir de la viajera. En Tíflis el\ngran duque Miguel la dio recomendaciones para todas las autoridades de aquella\nregión, facilitando así su estudio.\n»Detúvose en Kutais, antigua capital de la ímerícia y cerca\nde la cual pasa el camino de hierro de Tiñis, una ciudad que encierra mil\ncuriosidades dignas de la atención del viajero. Los traficantes hacen pagar\nallí carísimas las mercancías al que no sepa que tienen la costumbre de pedir,\nlo menos, doble de su valor (lo cual no sucede sólo en la Imericia). Entre\ncosas notables de Kutais, cita unos mercados (dukhems) donde en un espacio de\npocos metros cuadrados se explotan simultáneamente las más diversas industrias,\nla escuela de Agricultura a orillas del Rion, el casino, el seminario, los\njuegos, danzas y melancólicas canciones de los hijos del país, y sobre todo la\nnaturaleza que les sirve de escenario.\n»La señora Serena recorrió otras comarcas de la Imericia y\nde la Mingrelia, y al hablarnos de sus campos, al evocar las figuras que le\ndieron celebridad en otros tiempos, figuras agigantadas y embellecidas por las\nimaginaciones orientales, estuvo elocuentísima, rayando a la altura de un buen\norador, y dando al colorido y al pensamiento un atractivo y un encanto que no\nencontramos en los de primer orden, porque corresponden exclusivamente al bello\nsexo.\n»Prosiguiendo su relación la viajera, — dice el corresponsal,—habló\nde las costumbres de aquellos pueblos. Allí el carnaval viene a ser como aquí la\npascua de fin de año: es la época de las invitaciones recíprocas, cuando se\ncome y se bebe más.\nEn este banquete se elige un presidente (talumbach) invistiéndole\nde poderes tan absolutos como puede conocerse por el siguiente ejemplo: siempre\nque un convidado brinda por otro, éste se halla obligado a beber todo el\ncontenido de su copa, y si no lo hace el presidente le castiga en el acto vertiendo\nsobre su cabeza el contenido de la copa: «lo cual no ocurre nunca,—añade la\nviajera,—porque todos beben como yo en este momento. (Y en efecto, la oradora\nbebe, pero no agua, sino vino, que, según dicen, es de lo más\' puro de Jerez.)\n«Cruzó después por las faldas meridionales del Cáucaso,\nobservando las costumbres originales de sus habitantes, recorriendo el inmenso\nespacio que media hasta las orillas del mar Caspio, y se afirmó en la idea de\nque aquel país es el más hermoso de cuantos hubiera visto (porque aún no había\nvisitado a España). Hubo de reparar, sin embargo, con pena, en que allí las\nmujeres llevan todo el peso del trabajo del hombre; desde las faenas domésticas\nhasta las del campo. Los hombres no se ocupan sino de la guerra o de la caza,\nfuman constantemente en pipa, danzan y tañen un instrumento parecido a la\nguitarra. Los cánticos con que la acompañan adolecen de monotonía, pero suenan\nagradablemente en el oído del viajero.\nUnos dos años permaneció entre los caucasianos, estudiándolo\ntodo y reuniendo los datos para escribir su obra Desde el Báltico al Caspio y\naquí termina su relación, expresando que se dispone para emprender la tercera\nparte de sus viajes.\n» La señora Serena fue aplaudida con entusiasmo. En seguida,\nen nombre de la Sociedad Geográfica, el Sr. Cánovas del Castillo dio las\ngracias en los términos más propios del caso a la distinguida extranjera que,\nen pro de la ciencia y en honra de su sexo había correspondido de una manera\ntan elocuente a la invitación que la expresada Sociedad la hubiera hecho. Luego\nla señora Serena recibió un precioso ramo de flores, obsequio de la misma\nCorporación.)\nLa Redacción de EL VIAJERO ILUSTRADO envía la más cumplida\nfelicitación a Carla Serena, sintiendo que la distinguida veneciana no honre a Barcelona con su visita.']

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